Cuando se propongan actividades para evaluar un tema, es suficiente con dos o tres puntos de un mismo tema; con esta cantidad es posible evaluar la comprensión del estudiante y así se evita saturarlo con información que pueden agotarlo e interferir de manera negativa en la realización de las actividades posteriores.  

Acompañe el proceso evaluativo lea y explique las evaluaciones antes de aplicarlas. 

Busque diferentes alternativas de evaluación (oral, escrita, en parejas, mediante un juego, con acompañamiento, tipo selección múltiple…). 

Si la actividad o evaluación es muy larga dividirla en segmentos. 

Dar más tiempo para finalizar las evaluaciones. 

Simplificar en lo posible el enunciado (la forma, no el contenido), subrayar las partes principales del enunciado, o usar negritas para resaltar lo importante. 

Utilizar ayudas visuales en las evaluaciones. 

No penalizar en exceso, las evaluaciones, si se encuentra algún error, indicárselo para que lo corrija. 

Recuerde que la evaluación debe tenerse en cuenta como un proceso y fuente de información, y no como un producto final; por tal motivo, cada actividad, cada pregunta, cada aporte, cada prueba, cada conversación que se entabla con el estudiante; son escenarios para hacer seguimiento, evaluar en su conjunto y definir la nota definitiva del periodo académico.

Preparar las evaluaciones previamente con todas las adecuaciones necesarias para evaluar el proceso. 

Permítale utilizar recursos adicionales en el momento de la evaluación (buscador de información, apoyo de documentos trabajados en el curso, notas que tenga).